Las tareas del hogar son de TODA la famila

Mamá no es una escalava ni las niñas deben “servir” a papá o hermanos. Las tareas del hogar son de TODA la familia.

Cada vez hay más hombres involucrados en los quehaceres de la casa y el cuidado de los hijos, por eso es más frecuente encontrar a padres que cambian pañales, lavan trastes, bañan al bebé, preparan la comida, asisten a las juntas de la escuela y son parte activa de la crianza sus hijos.

No obstante, en su mayoría son mujeres las encargadas de las tareas dentro del hogar, como las actividades de limpieza, coordinación y logística de la casa, así como del ocio y entretenimiento para las personas integrantes de la familia, de acuerdo con ONU mujeres.

Si eres padre o madre tienes la misión de poner fin a los roles de género con los que creciste y comenzar a escribir una nueva historia, que reconozca que la responsabilidad de “la crianza de las niñas y niños es algo que concierne también a los hombres, a la familia extendida (abuelos o tíos) incluso, a la comunidad”, señala el doctor Isaac Ali Siles Bárcenas, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM.

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Históricamente, la tarea de educar a los hijos se ha asignado a las mujeres. O suelen ser ellas quienes toman esa responsabilidad.

Isaac Ali Siles Bárcenas, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM.

En el hogar, las niñas y niños aprenden las corresponsabilidades –compartir responsabilidades– y que todos los que habitan un espacio común deben cooperar para darle mantenimiento, los quehaceres de la casa con responsabilidad de todos.

Desde que son pequeños, y dependiendo de su edad, “pueden aprender a mantener el hogar limpio y ordenado. Hay que explicarles que lavar, limpiar, barrer, trapear, sacudir, por ejemplo, son tareas que deben realizar todos los que viven en el lugar, independientemente de su género o sexo”, dice el investigador.

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Cambiando paradigmas

La educación que recibimos en la infancia impactará en nuestro desarrollo personal, forma de ser, creencias y en cómo nos relacionamos con la pareja y los demás.

Si bien todavía los roles de género siguen existiendo a nuestro alrededor, en las revistas, las películas, los anuncios de televisión, las canciones, etcétera, podemos empezar a cambiar esos patrones de conducta –que aprendimos de generaciones anteriores– y modificarlos en la medida de nuestras posibilidades.

Limpiar, barrer o trapear son quehaceres de la casa que deben realizar todos los que viven en el lugar, independientemente de su género o sexo.

Isaac Ali Siles Bárcenas, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM.

Si queremos un cambio, podemos empezar, desde casa, a transmitir a los integrantes de la familia que asumir la responsabilidad de los quehaceres de la casa trae beneficios a todos, y también resaltar esas virtudes que podemos aprender por el bien común:

  • Responsabilidad
  • Autonomía
  • Compañerismo
  • Esfuerzo
  • Solidaridad
  • Ir contracorriente

Para Isaac Ali Siles Bárcenas, quien actualmente trabaja en un proyecto sobre masculinidades y relaciones de género en el contexto universitario, es necesario hacer una labor de mucha comunicación con las niñas y niños, pero también con los papás y las mamás. El investigador dice que los padres necesitan reflexionar y preguntarse en qué medida están ayudando a que los integrantes de la familia se hagan responsables de lo que les corresponde o en qué medida no lo están haciendo, por lo que es necesario:

  • Observar nuestras conductas.
  • Reconocer qué pasa en casa.
  • Dialogar sobre estos temas.
  • Discutirlo y hablarlo con las personas que vivimos.
  • Llegar a acuerdos para distribuir las labores del hogar de manera equitativa.

Sigamos trabajando a favor de la construcción de las corresponsabilidades en el hogar para que las niñas y niños aprendan de los modelos que observan, en donde las tareas se reparten de forma equitativa y la forma de relacionarse es respetuosa y cariñosa, así como reconocer que la participación de un padre activo y comprometido en la vida de sus hijos tiene efectos positivos en los niños, como el desarrollo de habilidades socio-emocionales: autorregulación y empatía con compañeros y otros, de acuerdo con UNICEF.

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