Tengo una nueva pareja, ¿cuándo se la presento a mis hijos?

Ana quiere formalizar la relación con su nueva pareja. Incluso, han pensado en vivir juntos. Hace 18 meses que se divorció; sin embargo, sus hijos, de cinco y ocho años de edad, no aceptan vivir con otra persona que no sea su papá. 

Terminar una relación cuando hay hijos puede ser un proceso difícil para la pareja que se separa y también para los hijos, pues muchas veces los pequeños no entienden porqué mamá o papá ya no pueden vivir juntos o porqué se dejaron de querer.

Para la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente, los niños tendrán menos problemas emocionales si saben que su mamá y su papá continuarán actuando como padres y que los seguirán ayudando, aún y cuando el matrimonio se termine y no vivan juntos. 

Después de una separación o divorcio, no hay un plazo definido para comenzar una nueva relación de pareja. El tiempo puede ser variable y va a depender de muchos factores, explica la psicóloga Tania Hernández Mondragón, de Bienestar Emocional y Psicológico. Entre estos:

  • Cuánto duró la relación anterior.
  • Por qué motivos se está separando una pareja.
  • Cómo fue la separación.
  • En qué términos quedaron con la ex pareja.

En algunas personas este duelo de separación puede ser largo y doloroso, con una duración de seis meses o hasta dos años. Durante esta etapa, hay quienes pueden experimentar negación, enojo, miedo y depresión, hasta llegar finalmente a la aceptación”, explica Hernández Mondragón.

“Si después de tu separación o divorcio inicias un noviazgo, pero no se trata de una relación estable, es mejor no involucrar a tus hijos”.

-Tania Hernández Mondragón, de Bienestar Emocional y Psicológico.

Cerrar ciclos por nuestro bien y el de los hijos 

Antes de iniciar una nueva relación de pareja es muy importante cerrar ciclos. Si una persona no puede realizar este proceso sola debe pedir apoyo emocional para no quedar atrapada en momentos del pasado, que ya no son parte de su presente y que le van a impedir tener bienestar emocional.

El cierre de un ciclo es un nuevo comienzo. Según Hernández Mondragón, “al hacerlo adecuadamente vamos a poder relacionarnos de manera correcta con otra persona y no repetir patrones de conducta erróneos en nuestras próximas relaciones”.

Para la maestra en psicoterapia cognitiva, cerrar ciclos también tiene la finalidad de generar un aprendizaje de la relación anterior y evitar cargar con emociones como la culpa y el rencor. Y al igual que los padres, los hijos, si los hay, también deben trabajar el duelo de la separación.

Hasta que las niñas y niños han asimilado la ruptura de la relación de sus padres, y se encuentran bien emocionalmente, se podría pensar en presentarles a la nueva pareja

No obstante, si el menor presenta cambios importantes de conducta o algunos sentimientos, es conveniente esperar y ofrecer apoyo psicológico. Sobre todo, si se observa:  

  • Tristeza excesiva.
  • Rebeldía.
  • Conductas agresivas.
  • Bajo rendimiento académico. 
  • Aislamiento.

Te presento a un amigo

Establecer una nueva relación implica, primeramente, lograr la separación de la dependencia psíquica con la expareja, y luego, asumir un nuevo compromiso, así como planificar relaciones de cooperación con el anterior cónyuge para cuidar de los hijos, de acuerdo con el documento “Recomendaciones para fortalecer el bienestar de las hijas y los hijos en el divorcio”, de Nydia Obregón Velasco.

Para la psicóloga Tania Hernández Mondragón, otro punto importante es que el padre o madre esté seguro de que su relación es seria para poder presentar a la nueva pareja a los hijos, porque si se trata de algo pasajero e inestable, lo ideal es no involucrarlos.

Ahora que si el hijo no acepta la relación, significa que no ha procesado el duelo de la separación de los padres y que ello lo está afectando emocionalmente. Será necesario apoyo psicológico para él y la familia, solo de esta forma le será más fácil vivir este proceso y llegar a la aceptación. 

“Un divorcio o una separación implica que la familia viva un duelo, el cual puede durar seis meses o hasta dos años, aproximadamente”, 

-Tania Hernández Mondragón, de Bienestar Emocional y Psicológico. 

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