La salud de las mujeres que son madres no es tan buena como podría

Por Ollin Islas Romo

¿Por qué resulta tan común que, con los años, la salud de muchas madres se deteriore rápidamente? La respuesta no es difícil. Hazte estas preguntas: ¿cuántas veces has renunciado a acudir a una cita médica preventiva con tu ginecólogo porque le das prioridad a otras actividades de tu familia? ¿En cuántas ocasiones has decidido no seguir un tratamiento porque es demasiado caro y prefieres invertir en tus hijos? Muchas, ¿verdad?

Pese a que en nuestro país y en el mundo ha habido cambios importantes en materia de equidad, existen ideas muy arraigadas respecto a las mujeres y los cuidados. Se cree que las mujeres, por ser mujeres, tienen la obligación de cuidar no solamente a los hijos, sino también a las personas enfermas, personas con discapacidad o a los adultos mayores de la familia. Los hombres, en cambio, se dedican a trabajar, a desarrollarse profesionalmente y, por supuesto, también a ser cuidados y atendidos por las mujeres de la casa.

Cuidados sin autocuidado

Cynthia Cerón, fundadora de la asociación Espiral en movimiento hacia la igualdad, el bienestar y la ciudadanía, explica que “existe la creencia de que las mujeres son las principales responsables porque el cuidado se asocia a la maternidad y al espacio privado. Esto implica una sobrecarga de trabajo que limita que las mujeres se cuiden a sí mismas, por ejemplo, estudiando, avanzando profesionalmente o atendiendo su salud. Si eres madre, no puedes tomar ninguna decisión sin considerar el cuidado de los hijos”.

Dedicar la vida a cuidar de otros tiene consecuencias indiscutibles en la salud de las mujeres. En el artículo “Reflexiones teóricas sobre las diferencias en salud atribuibles al género”, publicado por la Revista Cubana de Salud Pública, la autora Ileana Castañeda menciona que las mujeres, por ejemplo, padecen depresión casi el doble que los hombres, básicamente por su estilo de vida y su marcada sobrecarga laboral.

Por otro lado, las mujeres también son víctimas de violencia doméstica y sexual, lo cual aumenta sus probabilidades de sufrir traumatismos, ansiedad, trastornos mentales e infecciones de transmisión sexual.

¿Por qué las mujeres que son madres no tienen más y mejor salud?

Otros factores que reflejan las diferencias en materia de salud entre hombres y mujeres son:

  • Las mujeres tienen menor acceso a la salud porque tienen menos trabajos remunerados, más actividades precarizadas y muchos empleos informales que no dan seguridad social.
  • El trabajo de cuidados que hacen las mujeres les impiden ascender a puestos con mejor paga o incluso seguir trabajando, lo cual les daría más recursos para atender su salud.
  • Las mujeres se automedican más, usan más analgésicos y consumen más psicofármacos para lidiar con sus problemas de salud o la presión cotidiana.
  • Las mujeres siguen menos los tratamientos, ya sea porque les dan prioridad a los cuidados o porque nadie las ayuda a seguirlos, como sí ocurre con los hombres.

Según Cynthia Cerón, otra situación que pone en desventaja a las mamás en el cuidado de su salud es que “dejan los espacios de socialización y diversión y eso provoca que se olviden de ellas, que caigan en el deber ser, lo cual repercute en la salud física y emocional”, asegura.

Tres claves para cuidarte

Que tu salud sea tu prioridad no es una práctica egoísta, no es narcisismo ni te hace mala madre o mala pareja. Prevenir enfermedades y atender la salud tampoco puede ser un privilegio exclusivo de los hombres o los hijos. Nuestra experta Cyntia Cerón te ofrece tres ideas que pueden ayudarte a cuidar tu salud y prevenir enfermedades provocadas por el burnout materno.

  1. Corresponsabilidad. Dividir las tareas de cuidado y trabajo del hogar con tu pareja u otros miembros de la familia es fundamental para evitar la sobrecarga que abruma a las mujeres que son madres. Sé asertiva, pon límites, ¡sólo tienes un vida y debes cuidarla!
  1. Busca a tu red. Cerón asegura que “la maternidad puede ser totalmente diferente si alguien te ayuda”. Busca a esas manos que pueden contribuir a que tengas tiempo de cuidarte.
  1. Enseña a tus hijos a valerse por sí mismos. Sabemos que tus hijos son tu principal preocupación. Por eso es indispensable que les enseñes a cuidarse a sí mismos. De este modo contribuyes a su crecimiento personal y formas vínculos solidarios y responsables con tus pequeños.

Las mujeres tienen menor acceso a la salud porque tienen menos trabajos remunerados, más actividades precarizadas y muchos empleos informales que no dan seguridad social.