Ropa y accesorios para el pequeño explorador

Por Nayeli Rueda

Y un día, cuando menos te lo esperas, tu bebé ya gatea. Lo ves moverse, alternando piernas y manos, con la espalda recta y dirigiéndose en cuatro puntos a su juguete favorito. A partir de ahí, no habrá quién lo pare. Tu hijo comenzará a vivir nuevas experiencias.

En promedio, los bebés comienzan a gatear entre los siete y los 10 meses. No te preocupes si tu peque lo hace antes o después. Cada bebé es diferente y debes respetar su ritmo. En esta nueva etapa de su desarrollo, la niña o niño descubrirá la autonomía en su movimiento y deseará recorrer cada rincón de la casa.

Así era para Camila, de ocho meses de edad, antes de resbalarse y abrirse el labio. “Después de sufrir este percance tardó un par de semanas en recobrar la confianza y volver a gatear”, relata su mamá.

Si tu bebé está a punto de gatear, o ya lo hace, permítele que explore lugares seguros. Ni la cocina ni el baño se encuentran en esta categoría. Cuida que los enchufes cuenten con protectores y que no haya objetos tirados en el suelo que se pueda llevar a la boca. De acuerdo con el Consejo Estatal para la Prevención de Accidentes de Jalisco, los accidentes en el hogar son la segunda causa de muerte infantil en México.

Fomenta el gateo jugando con tu hijo. Colócale juguetes llamativos en el piso para que se dirija hacia ellos, solo cuida que no sean muchos, para no saturar con tantos estímulos.

Ver a un bebé gatear es muy emocionante y gratificante. Se trata de uno de sus primeros logros que, al pasar los años, seguirás recordando y platicando a toda la familia y los amigos.

Para fomentar que tu hijo o hija gatee durante varios meses y sea un ejercicio sólido, debes proporcionarle ropa cómoda y de algodón, como la de Baby Creysi –pantaloncitos que protejan sus rodillas, pañaleros y petos para que no arrastren la prenda o se le suba– y accesorios que faciliten esta actividad y le ofrezcan seguridad. Aquí te contamos sobre los principales y para qué sirven.

  • Rodillo de arrastre. Este cilindro se recomienda para aquellos que no han consolidado el gateo, al ayudarlos a practicar el arrastre y el desplazamiento, ya que les permite mejorar la postura para el gateo, que es en cuatro puntos, y les facilita la coordinación de sus movimientos. El rodillo puede ser de tela o de plástico firme.
  • Alfombrilla de juego o tapete con texturas. La finalidad de este producto es entretener al bebé boca abajo para que, poco a poco, juegue recostado. Algunos tienen dibujos de animales y colores llamativos, así como diferentes texturas. Los más sofisticados tienen luz y sonido para que el peque aprenda colores, formas, números y animales. Así estará más tiempo en esta posición. La mayoría son lavables, o bien, se pueden limpiar con un paño húmedo.
  • Puerta de seguridad retráctil. Las puertas o barreras de seguridad evitan que tu niña o niño transite de una habitación a otra o caiga de las escaleras. Al colocar una puerta o malla, estarás delimitando un espacio seguro para jugar, a la vez que permites que tu bebé explore.
  • Rodilleras antideslizantes. Por lo general, las rodilleras para bebé son suaves al tacto, pero con suficiente firmeza para dar protección a las rodillas y permitir que tu hijo ande en superficies rugosas. Así evitarás los moretones, los rasguños y las quemaduras. Procura comprar transpirables, lavables e hipoalergénicas.
  • Casco de seguridad. Si quieres proteger la cabeza de tu hijo de golpes, encontrarás cascos ligeros y suaves. Algunos están rellenos de esponja comprimida para dar seguridad y comodidad. Aunque son ajustables, mide la cabeza de tu pequeño para asegurarte de que el tamaño sea el adecuado. Un casco de seguridad nunca debe ser incómodo para el bebé.

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